Universidad de Vigo
Doctora Ingeniera de Telecomunicaciones, profesora titular
Universidad Politécnica de Madrid, 1996 (Madrid, 1968)

La llegada de Soledad Torres Guijarro a la ingeniería fue un desembarco natural:

Me encantaban las matemáticas y la física aplicada, la solución de problemas concretos. Cuando tuve que ir eligiendo me fui quitando las lenguas y las cosas que no me gustaban. Y cuando llegó el momento de decidir fue ingeniería sí o sí. Además, mi padre era ingeniero así que también era una cuestión un poco familiar. Era ingeniero de Caminos y solo me decía: “Haz una ingeniería, pero no Caminos”. Y al final fue un poco por descarte, porque el dibujo se me daba fatal, así que no elegí ninguna que tuviera que ver con dibujo; la química no me gustaba nada así que al final me quedaban teleco, Informática y poco más. Elegí teleco porque yo estudié en la Politécnica de Madrid, y allí tenía una nota de corte brutal y eso también, quieras que no, te lleva para allá. Además tenía un poco el punto soñador de la edad cuando eliges carrera, y veía las series, Star Trek y de ese tipo… Por ejemplo, de niña, me construí un juguete que era un tubo de madera al que pinté dos botones, uno para hablar y otro para abrir puertas. No hay cosa más teleco… Es como el precursor del teléfono móvil”.

Soledad Torres se define con una serie de palabras:

En los cursos que tienen una dinámica previa de presentación de cada uno de los participantes siempre digo lo mismo: “Soy ingeniera, doctora, profe de universidad, madre de dos, navegante y lesbiana.

 

Además de ingeniera de Telecomunicación, el activismo LTGB y feminista ocupa una parte muy importante de su vida. Y como ella misma explica, ambas facetas, la profesional y la activista, están cada vez más fundidas:

El activismo ha ido invadiendo cada vez más aspectos de mi vida, antes era una cosa que llevaba más en el ámbito privado y ahora cada vez está más en el ámbito profesional. Conjugar mi trabajo como investigadora y docente con mi trabajo como activista hace que se enriquezcan las dos facetas. Estoy convencida de que unas cosas se benefician de las otras.

Unir las dos facetas e intentar que la perspectiva de género esté presente en la investigación no siempre ha sido fácil para ella:

A veces me ha dado la sensación de que, dentro de mi labor de investigación, cuesta mucho poner en valor curricularmente el trabajo con más perspectiva de género. Y precisamente en el ámbito TIC, que está muy necesitado de esta perspectiva porque somos pocas mujeres.

Esta labor de introducir la perspectiva de género en las TIC es una de los intereses de Soledad Torres:

He estado, y sigo, muy vinculada con la promoción de los estudios STEM en coles e institutos. Pero ahora, en lo que me formo e intento aprender más es en la introducción de la perspectiva de género en la investigación. Me doy cuenta de que en TIC en general y en los proyectos que veo e mí alrededor falta muchísimo por hacer.

Para desarrollar esta perspectiva, Soledad ha contado con el apoyo de la cátedra de estudios de género Feminismos 4.0:

Es una cátedra de estudios de género creada a medias entre la diputación de Pontevedra y la Universidad de Vigo que nos da unas pequeñas financiaciones para hacer proyectos digitales con perspectiva de género. Y he ido enredando a personas de mi entorno. Con eso he ido sembrando. Un proyecto lo he hecho con unas personas, otro con otras y ahora son esas personas las que me llaman a mí. Empecé yo tirando del carro y ahora el carro tira de mí.

En su labor como investigadora, ha ido cambiando de intereses desde que hizo el doctorado en codificación de voz:

La tesis fue sobre los algoritmos de compresión que permiten mandar archivos de voz con muy baja tasa binaria perjudicando lo mínimo posible su calidad. Hice un compresor de voz de muy, muy baja tasa binaria que en ese momento estaba muy indicado por ejemplo para las comunicaciones vía satélite. El canal de comunicación vía satélite es muy escaso y muy caro así que cuanto menos espacio ocupe cada conversación pues mejor. Luego me pasé a la compresión de audio, relacionado también con percepción y reconstrucción de campos sonoros virtuales, ahí dirigí ya una tesis. Y luego fui migrando a temas relacionados con la acústica vinculada la actividad docente.

Y hace unos años unió a la investigación una de sus pasiones: el mar.

En los últimos ocho años me dedico a la acústica submarina que es ahora casi el 100% de mi trabajo de investigación. Hago cosas que tienen que ver con la evaluación del estado medioambiental del mar desde el punto de vista de la cantidad de ruido que hay ahí abajo. Una cantidad que es terrible y que afecta a todos los seres vivos marinos. Me dedico a cuantificar el daño que puede hacer el ruido que produce cada actividad que hacemos en el mar: las construcciones y sobre todo, el transporte.

Como investigadora, Soledad destaca dos de sus artículos:

Uno de mis trabajos es una base de datos de ruidos submarinos que hemos compartido con más de 300 grupos de investigación del mundo y que está súper citada. Cuando empezamos a trabajar en ruido submarino nos enfocamos mucho en ruido de barcos y nos dimos cuenta de que había muchas grabaciones de barcos pero estaban todas en manos de los militares. Aprovechando que vivimos en Vigo que tiene la ría con tráfico abundante y variado dijimos, vamos a pescar ruido de barcos. Fuimos grabando, luego hicimos una base de datos pública, un artículo describiendo la base de datos (Santos-Domínguez, D., Torres-Guijarro, S., Cardenal-López, A., & Pena-Gimenez, A. (2016). ShipsEar: An underwater vessel noise database. Applied Acoustics, 113, 64-69) y una aplicación de clasificación con un algoritmo que es capaz de distinguir unos de otros.

Otro de los artículos de Soledad que ella misma destaca entre sus publicaciones está centrado en la diferencia en la autoevaluación entre alumnas y alumnos:

Este (Torres-Guijarro, S., & Bengoechea, M. (2017). Gender differential in self-assessment: a fact neglected in higher education peer and self-assessment techniques. Higher Education Research & Development, 36(5), 1072-1084) lo escribí con Mercedes Bengoechea. Tiene muchas citas y estoy muy orgullosa de él y está centrado en cómo se autoevalúa y evalúa a sus pares el alumnado de mis asignaturas. Yo hago trabajos en grupo y evaluaciones cruzadas para individualizar la nota. En el artículo salieron unas conclusiones muy interesantes acerca de la autoestima de las estudiantes. El resultado es muy consistente: ellas se avalúan sistemáticamente por debajo de lo que sus compañeros las evalúan. No es una sorpresa pero sirve para constatar que las mujeres tenemos un problema de autoestima del que evidentemente no somos culpables. Es algo de nuestra educación, nos lo inculcan desde que nacemos y no nos quitamos ese lastre en toda la vida.

 

 

Soledad Torres investiga, desde hace ocho años, el ruido submarino y sus efectos ambientales.

Su llegada a AMIT coincidió con la formación del nodo gallego de la asociación:

Un pilar fundamental en mi trayectoria feminista fue la propia universidad de Vigo, me captó la anterior directora de Igualdad y empecé a hacer de enlace dentro de la escuela. Así empecé a conocer el tejido feminista de la universidad. Así vas haciendo red y a través de esos contactos me llegó la noticia de que se estaba formando el nodo gallego de AMIT. Fui a la reunión de constitución del nodo con algunas compañeras de la universidad de Vigo y allí se pidieron voluntarias para la junta directiva, y dije, pues yo. Los activismos de mujeres tienen que darse la mano, hay ideas que debemos compartir. Cuando trabajamos juntas tenemos una importante capacidad transformadora del mundo. Hay que seguir ahí y compartirlo, influir unas en otras porque con este tipo de colaboraciones ganamos todas.