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La carrera de Itziar Gómez Fernández ha estado siempre ligada al derecho constitucional. Desde el año 2011 además como letrada del Tribunal Constitucional, pero sin abandonar nunca la actividad docente e investigadora. Y ello a pesar de que se matriculó en Derecho sin estar nada convencida:
A mí lo que me gustaba era escribir, yo quería ser periodista. Eché los papeles para la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Complutense de Madrid y me dieron plaza porque era una estudiante de matrícula desde chiquitilla. Pero como mi familia era bastante tradicional, una parte de Extremadura y otra parte del Bierzo, eso de dedicarse al periodismo hace casi treinta años, en según qué zonas, no era para mujeres. Así que mi padre me encaminó al derecho porque veía que después podía hacer una oposición y era más seguro. Pero en realidad a mí no me gustaba. Lo que ocurrió es que el primer año tuve como profesor de Derecho Constitucional a Pablo Pérez Tremps que después fue magistrado del Tribunal Constitucional y, gracias a él, me enamoré de toda la parte más social del derecho, la parte de los derechos humanos, de los derechos fundamentales, esa parte más política del derecho. Y por eso me quedé porque si no yo creo que lo hubiera dejado el primer año.
Lo que sí tuvo claro Itziar ya durante la carrera era lo que quería que fuera su futuro profesional:
Me di cuenta muy pronto de que no iba a ser abogada porque hay una dimensión comercial en la profesión que no me interesaba. Me interesaba escribir, investigar, reflexionar. En el último año de la carrera tuve una beca de colaboración, con este mismo profesor que trabajaba mucho con América Latina. Me fui a Argentina dos meses a trabajar en una universidad como ayudante de cátedra. Ahí descubrí que me gustaba la investigación y cuando volví me inscribí en el doctorado y ya seguí esa vía, la carrera académica. Además descubrí también algo que me apasiona y a lo que he dedicado una buena parte de mi trabajo y que es el diálogo entre distintas culturas jurídicas.
La visión del derecho que tiene Itziar Gómez Fernández es la de una herramienta para cambiar las cosas:
Me gusta un derecho muy apegado a la realidad, un derecho transformador. Eso desde la academia se consigue solo con una determinada perspectiva del trabajo que creo que he tenido la suerte de encontrarla con las personas con las que, profesionalmente, me he ido cruzando en la vida. Hay otras formas de ver el derecho como un mecanismo de control social y yo lo veo más como ese mecanismo de transformación.
Esa perspectiva y esa forma de ver el derecho han llevado a Itziar Gómez por dos vías, por un lado dedica una buena parte de su actividad profesional a la investigación y, por otro, desarrolla su labor como letrada del Tribunal Constitucional. Esta función consiste en el estudio de los casos que llegan a este tribunal, y el asesoramiento y redacción de informes para los magistrados que forman parte de él.
En cuanto a su labor investigadora, destaca dos de sus publicaciones: “Constituyente feminista” (Tecnos, 2017) en la que, según sus palabras:
Hago una aproximación novedosa y muy divulgativa de la historia del constitucionalismo, aportando una visión sobre la posición de las mujeres en esa historia, y además doy mi visión sobre cómo debería reformarse la Constitución española actual para incluir las reivindicaciones del movimiento feminista.
Y “Conflicto y cooperación entre la Constitución y el Derecho Internacional” (Tirant Lo Blanch, 2004):
Que fue mi tesis doctoral y en ella he basado después mucho de mi trabajo en litigación estratégica en materia de defensa de los derechos de las personas en situación de vulnerabilidad.
Una cuestión muy presente en la carrera jurídica de Itziar Gómez Fernández ha sido el género:
Ese determinado inicio de mi carrera también ha condicionado que me haya acabado dedicando a los temas de género porque poco a poco vas descubriendo que esa visión que tiene una gran parte de mis compañeros del derecho como mecanismo de control también ha servido como mecanismo de control de las mujeres. Está basado en una forma de ver las relaciones humanas que no tenía a las mujeres como sujeto principal sino como sujeto subordinado. Y todo ese descubrimiento ha hecho que me fuera metiendo en lo en ciencias jurídicas llamamos estudios de género. No es algo que empezara a principios de mi carrera, fue después del doctorado cuando empecé, por diversas circunstancias, a meterme en estos temas que me han apasionado.
El doctorado lo empezó en 1999 pero, según ella misma explica, no fue hasta el año 2006 cuando comenzó a escribir de cuestiones relacionadas con el género:
Lo que ocurrió entonces fue que tuve un hijo. Y entonces me di cuenta de cómo la visión de los demás cambia bastante respecto a lo que una podía y sobre todo, debía hacer. Así que para mí, el descubrimiento del feminismo coincidió con el momento en que fui madre porque me di cuenta de que yo tenía una posición en mi departamento, había hecho muchas estancias en el extranjero, tenía actividad internacional, había viajado muchísimo y de repente mis compañeros me empezaron a excluir de los planes. Ellos decidieron que yo ya no viajaba, que yo ya no hacía según qué cosas porque tenía una criatura. Aquello me supuso una revolución. Pero ¿qué pasa? Soy la misma persona, tengo la misma capacidad intelectual y sin embargo… Y fue entonces. Pero además también me empezó a interesar el análisis jurídico desde la perspectiva feminista. Había empezado a trabajar en el 2004 en temas de extranjería y en cuestiones relacionadas con el mundo laboral; cuando tuve a mi hijo y empecé a preguntarme cosas, coincidió con un momento en el que comencé a trabajar en asuntos de trata de seres humanos, relacionado con los movimientos migratorios. Ahí hay un sesgo de género brutal. Es muy diferente el tráfico con mujeres que el tráfico con varones. Y eso me hizo pararme a pensar por qué ocurría así, en qué estaba basado ese comportamiento social y cómo eso se reflejaba en el derecho.
A partir de ese momento, Itziar destaca en su avance profesional el contacto con redes de mujeres:
Entré con contacto, primero con la Red Feminista de Derecho Constitucional que es como una línea de trabajo alternativa dentro del derecho constitucional y muy crítica con cómo se nos ha transmitido el derecho, cómo se explica el derecho en las facultades… El primer trabajo que hicieron fue revisar cuál había sido el papel de las mujeres que estuvieron en las Cortes Constituyentes, qué papel tuvieron esas mujeres en la redacción de la Constitución y cómo la Constitución está llena de silencios que están relacionados con cómo se hicieron aquellos debates y quiénes eran las mujeres que estaban allí y qué defendían. Eso me hizo replantearme toda mi disciplina porque, al final, a los alumnos les explicamos la Constitución, las reglas con las que funcionamos, pero cuando nos forman en la facultad a los profesores no nos explican lo que falta, qué es lo que le falta a ese texto constitucional que está muy bien y nos permite vivir en sociedad con una mediana paz social pero hay cosas que faltan ahí. Para mí la red fue el descubrimiento de lo que faltaba en la constitución y ver también de qué manera estose puede cambiar, se puede mejorar.
Otro aspecto de la carrera de Itziar Gómez ha sido su trabajo en organizaciones que hacen litigio estratégico en materia de personas en riesgo de exclusión social. El litigio estratégico es la presentación de casos ante los tribunales con la intención de provocar grandes cambios sociales:
Ha sido esa voluntad mía de trabajar pegada a la sociedad la que ha hecho que también haya colaborado con algunas organizaciones de abogadas feministas que trabajan precisamente con los problemas que afectan a las mujeres, como la violencia de género, etc… Digamos que desde una cosita muy pequeña, de empezar con una reflexión, mi trabajo se ha ido expandiendo más a la formación, sensibilización y activismo reformista, de reforma de la Constitución.
Además de ese activismo de género, ha impartido cursos de especialización, máster y doctorado en diversas universidades nacionales, europeas y de América Latina, especialmente en las áreas de la justicia constitucional, los estudios de género y la protección y garantía de los derechos fundamentales. Ha dirigido cinco tesis doctorales y ha participado en más de una docena de proyectos de investigación nacionales y europeos y en dos grandes proyectos ALFA de cooperación en materia de educación superior financiados por la UE.
Itziar Gómez Fernández entró en AMIT en el año 2021 y es vocal de la junta directiva de la asociación.
