María Teresa Paramio Nieto

Catedrática de la Universitat Autònoma de Barcelona

(Valladolid, 1957)

María Teresa “Maite” Paramio estudió Veterinaria en León. Empezó la carrera en 1974 cuando las mujeres eran solo el 5% del alumnado matriculado.

“Hice Veterinaria porque mi padre era veterinario. Pensé hacer Medicina, pero entonces en Valladolid había más de mil estudiantes en primero de carrera, lo que daba una idea de la calidad de la enseñanza. Así que decidí que mejor Veterinaria porque éramos menos gente. Aunque con solo un 5% de mujeres, imagínate el ambiente masculino que había”.

En 1979 terminó la carrera y comenzó un máster en el IAMZ (Instituto Agronómico del Mediterráneo) de Zaragoza.

“Me dieron una beca y fui a este Instituto internacional  a hacer un máster de producción animal. En ese mismo campus, además del IAMZ, se encontraban ubicados el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA) y un centro del CSIC, todos especializados en temas agrarios. Sin duda, uno de los mejores campus de investigaciones agrarias de España”.

Durante aquella época nació su interés por la investigación: vivía en la residencia del campus y cuando no tenía clases comenzó a ir al departamento de Producción animal del INIA a ayudar en los experimentos.

“El INIA se había creado con la colaboración de los investigadores franceses del INRA (Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas por sus siglas en francés) con apoyo del Banco Mundial. En el INIA todos los investigadores eran muy jóvenes, venían de formarse en centros europeos, había visitantes extranjeros, se hablaban otros idiomas… Algo poco frecuente por entonces en la investigación española. “Pensé que lo que yo quería hacer era exactamente eso y de esa forma. Me pareció apasionante, además de muy estimulante”.

Tras el máster le concedieron una beca de investigación del INIA, de las primeras que se otorgaban, para hacer el doctorado. Al acabar el doctorado, en 1984, el INIA había sido transferido a la Comunidad Autónoma de Aragón y era difícil la contratación de personal investigador. Sin embargo, un par de años antes se habían creado cuatro nuevas facultades de Veterinaria en España. A Maite le ofrecieron un puesto en la recientísima facultad de la Universidad de Murcia.

“Como era una facultad nueva no había casi infraestructura de investigación, así que empecé a colaborar con investigadores del CSIC y del INIA de Murcia. Por esas épocas, estas colaboraciones no eran fácilmente aceptadas en algunas facultades de veterinaria, así que comprendí las dificultades que tendría para seguir con mis líneas de investigación y mi carrera profesional en esa facultad. Decidí, después de tres años, marcharme. Inmediatamente después conseguí una plaza de profesora en la nueva facultad de Veterinaria de la Universitat Autònoma de Barcelona y aquí encontré una universidad con una clara vocación de investigación. En esta universidad todavía continúo”.

A finales de los 80, la universidad no era fácil para las mujeres. Tampoco para Maite Paramio:

“Pasé momentos durísimos al intentar formar mi propio grupo de investigación y conseguir mi propio laboratorio fuera de la tutela del catedrático que dirigía el grupo. A pesar de que el grupo estaba formado mayoritariamente por profesores muy jóvenes, era difícil conseguir su apoyo para mi independencia investigadora en contra de los criterios del catedrático. Hay que tener en cuenta que durante muchos años en la universidad española tu carrera profesional te la hacía el catedrático. Él te introducía en la universidad y él te promocionaba. En aquel momento todavía eran escasas las becas de investigación e inexistentes las agencias de evaluación y acreditación del profesorado. Y en ese “a dedo”, tú ponías toda tu carrera profesional en sus manos. El caciquismo era terrible”.

A pesar de eso, y de todas las trabas que le pusieron, consiguió el primer proyecto del Plan Nacional (AGL89) trabajando en laboratorios prestados, dirigiendo doctorados a becarias animosas y trabajadoras que hicieron sus experimentos  en condiciones difíciles hasta que finalmente logró el ansiado espacio para el laboratorio. Durante estos años, con ella se han formado 22 doctores, de los que veinte han sido mujeres.

“Hay tantas mujeres porque ellas son las que sacan las mejores notas en Veterinaria, Biológicas o Biotecnología y por eso obtienen las becas, exclusivamente debido a sus excelentes expedientes académicos”.

Su línea de investigación ha sido, ya desde el doctorado, la reproducción animal, primero en ovejas y luego en cabras. En el INIA su tema de doctorado tenía por objetivo mejorar la productividad de las ovejas en anestro estacionario. Cuando llegó a la Universidad Autònoma de Barcelona y después de pasar un tiempo en el INRA de Tours (Francia) se especializó en la línea de investigación de “Producción in vitro de embriones” y esa ha sido su línea de trabajo desde entonces, una línea en la que ha sido una auténtica pionera. Los artículos más representativos  de su carrera, en su opinión, son: Biphasic in vitro maturation with C-type natriuretic peptide enhances the developmental competence of juvenile-goat oocytes”, publicado en PLOS ONE en 2019, y Effect of oocyte quality on blastocyst development after in vitro fertilization (IVF) and Itracytoplasmic sperm injection (ICSI) in a sheep model publicado en Fertility and Sterility en 2012.

Pero Maite Paramio no se ha dedicado exclusivamente a la investigación. Dentro de la universidad, también ha ocupado importantes cargos de gestión: vicedecana de estudios; directora del Departamento de Patología y Producción Animal; delegada del Rector para la Formación Continua y adjunta al vicerrectorado de Asuntos Internacionales.  

Además de su carrera científica, siempre ha pertenecido a asociaciones feministas, desde su epoca de estudiante, colaborando con ellas en todas las ciudades en las que ha vivido y participó en la Conferencia Mundial sobre las Mujeres de Nairobi en el 85. A AMIT llegó cuando se estaba empezando a formar el grupo de Barcelona que daría lugar a AMIT-CAT. En este nodo ha sido presidenta y ha ocupado cargos en la junta directiva ininterrumpidamente desde que se creó, como también los ha ocupado en la junta directiva de AMIT, de la que en la actualidad es vicepresidenta.